Rosas

   "Haz rosas mis días..."
   Ella lo decía en un susurro, con esa sonrisa tan leve que sólo él sabía ver... cada vez que él le preguntaba qué quería, ella le miraba, arropada en la penumbra del dormitorio, recostada en el diván donde se dieron el primer beso, y le contestaba eso: "haz rosas mis días..." y después suspiraba, como saboreando ese color rosa difuso que teñiría los días como ella deseaba.
   Y  cada año, cuando él le preguntaba que quería para su cumpleaños, su santo o por navidad, ella sonreía con dulzura y le repetía: "haz rosas mis días..."

   Cuando ella le preguntó a él, que quería aquel año para su aniversario, él después de pensarlo dijo en voz baja:

- Me gustaría saber si he conseguido hacer rosas tus días...
- Tan rosas como soñé...



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