Errores

Muerta, ella estaba muerta y todo había sido un estúpido error, sólo eso: un error estúpido. La cabeza parecía que iba a estallarle de tanto pensar; buscando razones... rebuscando en los detalles (en todos los detalles) de los útlimos días cuales habían sido causas y cuales efectos, en que momento la situación se le fue de las manos y ya no tuvo remedio.
Porque cuando ella le dijo meses antes que debería revisar el gas porque había tenido uno de esos absurdos sueños suyos, él no le hizo caso... Ella tenía vocación de Casandra y les daba tanta importancia a sus sueños que presagiaban desgracias que al final no pasaban que era inevitable que al final, algunas de sus absurdas profecias se cumpliese. Como cuando se empeñó en que no tenía que subirse a aquel barco, y él no subió y el barco llegó a puerto sin mas incidentes que un retraso de tres cuartos de hora. O aquel día que empeñada en que iba a pasar una desgracia se lo pasó suplicandole que no saliera ni a comprar el pan, y que acabó como todos los días de sus vidas, sin ningún incidente digno de ser mencionado y por supuesto sin que acaeciera esa gran desgracia que ella había presagiado.
Era normal, se decía que después de tantas profecías fallidas él no hubiera dado crédito a la última... y mira que ella pasó tres días suplicandole que revisara el gas, pero él tenía demasiado trabajo, tenía demasiadas cosas serías en las que pensar como para preocuparse de esos peligros soñados que nunca llegaban a materializarse.
Y claro, ella que siempre tenía que salirse con la suya le pidió al incompetente del vecino del quinto que lo revisara mientras él no estaba, y el vecino del quinto, que de revisar el gas no tenía mas idea que de física nuclear, en vez de solucionar el problema lo había complicado aún más, porque según le dijeron después, la goma estaba suelta, así que sin duda ese señor tan servicial en lugar de un favor había propiciado la desgracia. Claro que sí esa noche no se hubiese empañado en cerrar las ventanas no habría pasado nada, y no entendía porque después de todo el verano durmiendo con las ventanas aiertas había tenido que cerrarlas precisamente aquella noche, o porque aquella mañana no las había abierto como era su costumbre, antes de irse a trabajar. Pero ella dormía tan dulcemente que no quiso abrirlas para no despertarlas. Sólo con eso nada habría pasado.
Así que visto que ya no podía hacer nada para evitar que el vecino rompiese la goma y visto que en los días anteriores no había hecho caso de lo que ella le dijo, pensó que nada tan fácil como abrir las ventanas! Esa era la solución, era tan simple que no se había dado cuenta. Todo había sido un error, un triste error que tenía solución... sí... sólo tenía que dejar las ventanas abiertas antes de salir de casa y nada de eso habría ocurrido...
Pero ella estaba muerta... siempre se le olvidaba.



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