Mis padres

Mis padres, Julian y Maria de las Mercedes, que siempre fueron, y siguen siendo, el ejemplo mas claro que he tenido nunca de matrimonio feliz. Al menos eso he querido creer siempre, ya que nunca los vi discutir, ni creo que los viera discutir nadie, claro que no sé si en la intimidad de su dormitorio discutían en susurros cuando mi hermana y yo ya nos habíamos dormido.

Mi padre detrás de mi madre que es como siempre le imagino, siempre cerca de ella, siempre pendiente de si ella quería o necesitaba algo, pendiente de cualquiera de sus palabras, hasta de sus suspiros, porque mi madre era la vida de mi padre y es así como le recuerdo, como de hecho está en las fotografías que conservo, detrás de ella, como envolviendola con su presencia.

Miro a mi madre en la foto, y está exactamente como era, como yo la recuerdo. Erguida, la espalda recta, siempre me corregía por esa manera desmadejada que tenía yo de sentarme, como encogiendome que decía ella, como si mi timidez se tradujera hasta en mi manera de sentarme, intentando pasar desapercibida, como encogiendome sobre mi misma, que decía ella, que me recordaba que tenía sentarme con la espalda recta y los hombros hacía atrás, "como una señorita"... y precisamente ese era el problema, que yo me sentía de todo menos una señorita.

Recuerdo que mi timidez era aún mayor cuando, como aquel día, me vestían como a mi hermana Susana, porque a ella los vestido de "señorita" le sentaban perfectos, porque ella era eso, una autentica señorita que se reía cuando se tenía que reir, que guardaba silencio cuando tocaba y que sabía estar donde la pusieras, como ahora, que tiene ese don para estar perfecta siempre y en todo momento. Pero yo apenas había dejado atrás la niñez y lo que cuando era pequeña me encantaba, que era ir vestida como mi hermana, cuando crecí empezó a ser un pequeño suplicio, porque la miraba a ella y estaba preciosa, mientras que yo parecía que iba disfrazada. Quizá por eso tengo esa actitud en las fotografías que conservo de aquella época, como si me escondiera.

Y es extraño después de tantos años ver en las fotografías, no solo a las personas que ya no están, sino reconocer sensaciones, sentimientos, que años después desaparecieron sin remedio. Porque esta fotografía guarda uno de los últimos momentos que pasamos todos juntos, un momento que en su momento nadie aprecio, acostumbrados a esas comidas familiares, tan acostumbrados que nadie ponía en duda los lazos que nos unían. Es extraño respirar esa seguridad en la imagen que ya tiene mas de treinta años, ver como nadie imaginaba lo que pasaría menos de un año después, que nadie intuía que un pequeño drama podría desatar un drama mayor, impensable en aquel momento, y romper aquellos lazos familiares que sigo creyendo que todos creían inquebrantables en aquel momento.

Curiosa la vida y las cosas que tiene. Curiosos todos los recuerdos que puede levantar una fotografía encontrada por azar.


  

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