Columpio

Lo vi en sus ojos, cuando lo vi que venía directo hacia donde yo estaba sin mirarme a los ojos, mirando fijamente sus zapatos como si quisiera descubrir en ellos algún secreto que solo observandolos podría entender. Sé que no pude verlo en sus ojos si él no me miraba a mí, pero lo cierto es que lo vi, vi en su forma de no mirarme que era el día, que vendría a hablarme, que se iba a declarar, después de meses mirandome de lejos cada viernes.

Porque cada viernes teníamos una cita secreta que ninguno de los dos pusimos nunca en palabras. Cada viernes cuando iba a aquel columpio iba para ser observada por él. Para que él me viera y esperaba columpiandome que él se acercara y me dijera algo. Ese era el único motivo de que cada viernes durante tantos meses, al salir del colegio donde daba clases me fuese al parque, me subiese a aquel columpio y me columpiase lentamente, conteniendo el aliento esperando que él viniera.

Porque desde el primer viernes, cuando por pura casualidad y sin ningún motivo, cansada de toda la semana dando clases me desvié del camino a casa, y sin pensarlo me subí al columpio, cuando allí de pie, nuestras miradas se cruzaron y él desvió la suya y se sonrojó, pero no se movió y se quedó sentado en aquel banco, mirandome de vez en cuando, supe que volvería a ese columpio al viernes siguiente.

Y todos estos meses ninguno de los dos hemos faltado nunca a la cita, aunque a veces tengo dudas y me pregunto si todo está en mi cabeza y si él igual ni sabe que vengo cada semana solo por él. Porque yo solo vengo al parque los viernes, pero puede que él venga cada día y no note mi fidelidad a nuestra cita.

Pero lo vi en sus ojos cuando por fin después de tantos viernes se levantó del banco y vino directo a mí sin mirarme. El corazón empezó a latirme tan fuerte que el ruido del parque desapareció, y solo escuchaba los latidos de mi corazón y como el color subía a mis mejillas. Él tartamudeo, yo dije algo sin sentido, pero cuando nuestros ojos se encontraron, después de estar un rato en silencio creo que los dos supimos que mi respuesta era si a la pregunta que él me hacía con los ojos.

Y me acompañó paseando a casa y en la puerta me besó.

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