Paranoias (vol.II)

- Dime que harías si oyeras como otra cuenta una de tus anécdotas como suya.- Dijo Mara así a bocajarro plantandose delante de mí.

- Buenos días Mara, ¿Qué tal estás? Yo muy bien gracias.

- Buenos días Jane, mira que eres educada cuando quieres ser educada, y respondiendo a tu pregunta, no estoy bien, gracias.

- ¿Qué ha pasado?

- Pues eso, que necesito que me contestes que harías si oyeras como otra cuenta una de tus anécdotas como si fuera de ella.

- ¿Yo? Probablemente gritaría: "¡metirosa, mentirosa, mentirosa!" con todas mis fuerzas.

- ¿Se puede demandar a alguien por contar nuestras historias como si fueran propias?

- No Mara, creo que no se puede.

- Entonces, ¿la próxima vez que oiga como otra cuenta una de mis historias le grito: "mentirosa"?

- O eso o le dices muy sonriente y muy dulcemente: "¿si? juraría que eso me pasó a mí"

- O me quedo calladita, así seguro que nadie me roba las palabras, anoche soñé que buscaba una palabra y no la encontraba, y en el sueño sabía que me la habían robado porque en el cajón de las palabras había un hueco justo donde esa palabra debía estar guardada.

- Mara, que sueños mas raros tienes. Bueno, y que historia te han robado, si puede saberse.

- ¿Recuerdas aquella noche de hace muchos, muchos años, la del licor 43 con piña, la playa, la hoguera y aquello que hice con aquellos versos de amor que le escribí a mi primer noviete?

- Claro que lo recuerdo, estaba allí.

- Pues al parecer Paloma hizo exactamente lo mismo una noche, con licor 43 con piña en una playa.

- Podría ser una casualidad.

- Podría, pero entonces cuando le conté aquella historia no se habría sorprendido, me habría dicho algo así como: "Que casualidad, yo hace años hice lo mismo."





* Cuadro de Degas

No hay comentarios: