Habitaciones

Querida mamá:

¿Cómo estás? Yo ya estoy instalada, siento haber tardado tanto en escribirte pero los primeros días fueron un poco complicados, y no encontré el momento ni las fuerzas para escribir. Me tratan muy bien aquí, aunque os echo mucho de menos a todos. He encontrado un cuarto donde dormir en casa de una señora muy amable que conocí en el tren viniendo, la señora Mónica. Es viuda y desde que su marido murió alquila habitaciones.

Mi cuarto no es muy grande pero si muy límpio y luminoso. La puerta está pintada de un color azul cielo precioso, tengo una cama muy cómoda, y una mesa con dos sillitas de madera, el ventanal que hace que por las mañanas me despierte al alba para ir a trabajar y que tiene vistas al río, un espejo y unos cuantos cuadros, reproducciones de algunos cuadros que salían en mi libro del colegio. Un armario donde poner mis cosas y silencio, eso es lo que mas raro se me hace, el silencio acostumbrada a lo ruidosa que ha sido siempre nuestra casa.

La casa es grandísima, en el tren, la señora Mónica me contó que la casa es tan grande porque su marido y ella querían tener muchos niños pero que al final resultó que no podían tenerlos (nunca quisieron hacerse las pruebas para ver cual de los dos era esteril, porque dice que así la culpa y la pena la llevaban entre los dos). Ella dejó a medias los estudios cuando conoció a su marido, que era quince años mayor que ella, y nunca tuvo que trabajar, y al morir él, hace un par de años, se encontró con que lo único que tenía era la casa y un montón de habitaciones vacías. Fue su mejor amiga, la señorita Julia, una solterona que también vive aquí, la que le dio la idea de alquilar alguno de los cuartos.

Aquí también viven dos caballeros a los que no conozco porque me dijo la señorita Julia, que es una autentica cotilla, y que por cierto vende sombreros que hace ella misma a las tiendas de modas del barrio, que están de viaje de negocios "juntos" (y pongo el juntos entre comillas porque cada vez que dice juntos ella lo recalca mucho, lo que no sé es que quiere decir exactamente, porque la señora Mónica siempre la manda callar, diciéndole que no está bien hablar de los demás)

También viven en la casa dos amigas de la señora Mónica, con las que la señoritaa Julia no parece llevarse del todo bien. La primera, la señora Rosario siempre anda triste pues su marido está (esto, claro, me lo contó la señorita Julia en un cuchicheo el otro día desayunando cuando la señora Mónica salió a por el café.) ingresado en una clínica porque está delicado de salud y ella ya no podía cuidarlo. La otra, la señora Marta, mucho mas alegre, es una viuda recién jubilada (la señorita Julia dice que es porque su marido, que en paz descanse, le dio muy mala vida) que da clases de piano en el salón todos los jueves, pero como yo trabajo hasta tarde no me molestan las escalas que al parecer tienen loca a toda la casa.

Y en la habitación de al lado de la mía duerme Clara, una joven de mi edad que está de aprendiza en una tienda de costura, ella no tiene familia, y es muy reservada, pero confío en que con el tiempo nos haremos amigas.

Nada mas, la ciudad es muy grande pero no me atrevo a ir muy lejos sola.

Os hecho mucho de menos, escríbeme pronto y dame noticias de todos, cuentame como está papá y los tíos, y mis hermanas y los primos y el abuelo, ¿Pregunta por mí? Diles a todos que les quiero mucho y que volveré en navidad con muchos regalos para todos.

Muchos besos para tí.

Con cariño,

Claudia.



P.D. Si puedes mándame la fotografía de las navidades pasadas, esa en la que salíamos todos sentados en la mesa antes de empezar a comer, me gustaría ponerla en mi cuarto para sentirme menos sola.





* Cuadro de Vincent Van Gogh

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