Pinceladas

Es curioso como es más fácil darse cuenta de las cosas desde fuera, como vemos las relaciones con claridad cuando no nos tocan. Miro a Suzanne y sé que no se da cuenta de como la mira Jean, ella solo tiene ojos para Pierre, pero Pierre tiene la cabeza en otro lado, siempre ha tenido la cabeza en otro lado. Seguramente si Pierre fuera capaz de dejar de pensar en sus cosas, en su arte, y levantara la mirada al menos un par de minutos, seguramente vería el amor que irradian los ojos de Suzanne y no podría menos que corresponderla. ¿Quién no querría a Suzanne? Mira a Jean, que lleva ya meses cortejandola sin que ella se de cuenta, porque solo tiene ojos para Pierre, y eso no es bueno. No lo puede evitar, es el amor. Los que dicen que el amor es ciego tienen razón, no es que nos haga olvidar los defectos del ser amado, es que nos hace olvidar el mundo que lo rodea, que nos rodea, y dejamos de ver todo lo demás, que se hunde entre brumas tras el amado, aunque él no nos mire.

Pierre sigue intentando encontrar esa inspiración fugaz que dice que llegará, siempre haciendo bocetos de su gran obra en servilletas de papel, en los manteles de papel, soñando con ese gran cuadro del que aún no ha sido capaz de dar una sola pincelada. El cuadro sigue en blanco, perfectamente imprimado en su taller, y él sigue evitando mirarlo, porque dice que hasta que no tenga clara cada pincelada que deberá dar, no empezará. Excusas, solo son excusas, miedo a enfrentarnos con lo que mas queremos. Y Suzanne desde que nos conocemos enamorada en silencio de él, sin decirle una palabra que turbe su concentración en esa gran obra de la que él siempre habla. Creo que ella es la única de todos nosotros que cree que él podrá pintar ese gran cuadro. Es lo que tiene el amor, que nos hace creer que la persona amada es casi un dios.

Y el pobre Jean siempre atento, siempre pendiente de ella, siempre a su lado, y ella confiada y tranquila diciendose a si misma que Jean es un gran amigo, solo un amigo que está siempre pendiente de ella. Y lo cierto es que Jean ya no sabe que excusa inventar para estar cerca de ella, para hablar, para saber mas, porque Jean quiere saberlo todo, escucharlo todo, y tenerla cerca aunque ella no sienta lo mismo que él.

Serían tan felices si al menos uno de los tres se diera cuenta de la situación y le pusiera remedio.

Si Pierre dejara de pensar en su gran obra y se perdiera en los preciosos ojos de Suzanne y le diera una oportunidad a ese amor que le prometen sus miradas, quizás enamorado encontraría la fuerza y la inspiración y cogería por fin los pinceles para pintar algo.

Si Suzanne se diera cuenta de lo poco que le importa a Pierre y se fijara en la adoración de Jean, quizás podría olvidar al gran artista y vivir un amor de verdad con un hombre de verdad que en todo este tiempo lo único que ha pedido es tenerla cerca.

Si Jean se diera cuenta de lo que Suzanne siente por Pierre y de que hasta que no deje de quererle, él no tendrá ninguna oportunidad, quizás podría conocer a otra y ser feliz con ella.

Pero como decía  es más fácil darse cuenta de las cosas desde fuera, así que solo puedo mirarlos, cada vez que nos juntamos y ver como son felices a su manera y como a la vez son desgraciados, porque hasta que pase algo que cambie las cosas, seguirán los tres sin darse cuenta de lo que desde fuera es tan fácil de ver.





* Detalle de un cuadro de Renoir

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