El cartel

Se quedó parado en medio de la calle, pese a la lluvia que caía, pese a los empujones de los demás transeuntes que intentaban ponerse a cubierto para no quedar empapados. Se quedó allí parado en medio de la calle mirando el cartel como si el resto del mundo hubiese desaparecido o dejado de importar.
Se quedó allí un rato mirando... a veces dudando, a veces con esa certeza que pese a las dudas parece tan cierta.
Era ella, aunque la última vez que la vio tenía el pelo de color rojo y en aquel cartel estaba rubia, aunque la última vez que la vio, sin imaginar jamás que pasaría tantos años sin verla, estuviera mas delgada que la chica del cartel, era ella, sin duda, la modelo del cartel que tenía ante él.
La había encontrado cuando hacía ya mucho tiempo que perdida la esperanza, rehizo su vida, y ahora ahí estaba ella, en un cartel de una tienda de muebles y objetos artísticos, justo tres días antes de que le diera el sí quiero a la que sería su futura esposa.
Sería una señal del destino, recuperar así la esperanza, sería una señal del cielo que le gritaba lo que hacía semanas que sentía en el estomago, que se estaba equivocando al haberse dejado arrastrar a aquella boda a la que parecía que solo la inercia lo había empujado.
Y no es que no quisiera a su prometida, era una buena chica, dulce, divertida... pero ella era el amor de su vida, la mujer a la que perdió por un simple malentendido, por una discusión tonta en la que él dijo algo que en realidad no sentía, pero que a ella le hizo tanto daño que desapareció sin mas...
Cuantos meses la estuvo buscando sin exito? Tantos como perder toda esperanza y rehacer su vida asumiendo su perdida con el dolor que eso implica. Cuantos meses búscandola con el único proposito de pedirle perdón y suplicarle que le perdonase, explicarle que a veces decía cosas que no sentía en realidad y que la quería tanto que el solo hecho de imaginar su vida sin ella le dejaba sin respiración.
Aunque lo cierto es que rehizo su vida, incluso llegó a ser feliz, o al menos creyó serlo hasta que vio la imagen del cartel y la esperanza de encontrarla renació en su pecho.
Iría a Artesano moderno a preguntarle por el artista que le dibujaba los carteles, por fuerza el artista tendría que darle la dirección de la modelo que había posado para aquel cartel... después iría a buscarla y serían felices para siempre...
A no ser que ella hubiese rehecho su vida también... si él estaba a punto de casarse, él, que había jurado no olvidarla mientras viviera, quien sabía si ella no le habría olvidado a él...
Quizás era mejor dejar las cosas como estaban... al fin y al cabo se casaba en unos días, las invitaciones ya estaban enviadas, su familia estaba emocionada, y su prometida era tan buena chica, que no se merecía semejante vergüenza...
Mejor olvidar el cartel y los recuerdos de dulces besos y de aquellos ojos que prometían el cielo... Mejor olvidar que una vez vivió un gran amor de esos que no parecen ciertos y seguir con su vida tranquila y sus tranquilas alegrías.


1 comentario:

Anónimo dijo...

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